QUICKSINK: el B-2 demuestra su nueva letalidad naval en el Ártico
QUICKSINK se basa en integrar un nuevo sistema de guía terminal en una bomba guiada de la familia JDAM
El 3 de septiembre, la Fuerza Aérea de Estados Unidos (USAF) ejecutó una prueba de ataque naval en el Mar de Noruega que marca un nuevo hito en la evolución de sus capacidades aeronavales. El ensayo, realizado junto a F-35 de la Real Fuerza Aérea Noruega, involucró a un B-2 Spirit que empleó municiones de precisión del programa QUICKSINK, logrando hundir un buque de superficie en un entorno operacionalmente desafiante.
La operación, llevada a cabo por el 53rd Wing de la USAF y coordinada por el 72nd Test and Evaluation Squadron, forma parte del esfuerzo por validar nuevas capacidades anti-buque de largo alcance, integradas en plataformas estratégicas y en cooperación con aliados de la OTAN. Además del uso del B-2, la prueba también implicó la integración de comunicaciones más allá de la línea de visión y procesos de puntería multidominio.
El regreso de las bombas a la guerra naval
El programa QUICKSINK, liderado por el Air Force Research Laboratory (AFRL), se basa en la modificación de bombas guiadas JDAM de 2.000 libras, integrándoles un buscador terminal modular bajo arquitectura abierta (WOSA). Esta modificación permite que, al igual que un torpedo moderno, la bomba detone bajo la quilla del buque objetivo, partiéndolo en dos. A diferencia de los costosos misiles anti-buque o torpedos pesados, QUICKSINK ofrece una solución de bajo costo, rápida implementación y alto impacto, apta para una amplia gama de aeronaves.

Hasta ahora, las pruebas públicas del sistema habían sido realizadas desde F-15E Strike Eagle, y en entornos controlados. La integración con un bombardero B-2 furtivo —capaz de penetrar defensas avanzadas, con gran alcance y capacidad de carga— supone un salto cualitativo, permitiendo extender la amenaza a unidades navales enemigas desde cientos o miles de kilómetros de distancia, y en escenarios de negación del acceso.
Cooperación ártica, disuasión estratégica
La elección del Mar de Noruega no es casual. Además de ofrecer un entorno de entrenamiento con relevancia operativa, permitió a las fuerzas estadounidenses operar con infraestructura crítica proporcionada por Noruega, lo cual resulta clave en la estrategia de disuasión extendida en el flanco norte de la OTAN.
“La prueba demuestra cómo trabajamos con aliados confiables para acelerar la integración de nuevas capacidades”, afirmó el coronel Scott Gunn, comandante del 53rd Wing. Por su parte, el teniente coronel Stephen Bressett, del 72nd TES, destacó que la misión fue diseñada para crear opciones más distribuidas, sobrevivibles e integradas para los comandantes en el combate naval.
Hacia una nueva doctrina de ataque marítimo
Con esta demostración, el sistema QUICKSINK avanza en su transición de prototipo experimental a capacidad operativa real. La combinación de bombas JDAM con buscadores terminales, el soporte de infraestructura aliada y plataformas como el B-2, abre la puerta a una doctrina más ágil, económica y flexible para la guerra naval del futuro.

Este tipo de capacidades permitirían a la USAF asumir roles tradicionalmente navales —como la negación del mar o el ataque a unidades de superficie— sin depender exclusivamente de la Armada norteamericana. Aunque la prueba se haya realizado en el Ártico, sus implicancias apuntan directamente a escenarios como el Indo-Pacífico, donde China continúa expandiendo su poder naval y donde, en un conflicto de alta intensidad, la capacidad de lanzar ataques masivos y de bajo costo contra blancos marítimos —mediante armas "retro" como bombas JDAM— podría representar un multiplicador estratégico en términos de volumen de fuego, agilidad táctica y resiliencia logística.
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