El manual del engaño: cómo Irán compra aviones occidentales de contrabando (y por qué no puede evitarse)
Una modesta LLC de Florida compró en 2024 cinco Boeing 777. Un año después, la aerolínea estatal iraní Mahan Air los incorporaba a su flota. En el medio, un sistema global de registro de aeronaves que fue diseñado para facilitar el comercio se convierte en el peor enemigo del esquema de sanciones occidentales.
Durante 30 años, el científico paquistaní Abdul Qadeer Khan operó como un espectro en el sistema de comercio global. Su objetivo era la adquisición ilícita de la tecnología y los materiales necesarios para el programa de armas nucleares de Pakistán, y más tarde, para exportar ese conocimiento a Irán, Libia y Corea del Norte.

La red de Khan no fue un simple acto de contrabando; fue una empresa criminal industrializada, una corporación fantasma global que demostró con una eficacia devastadora cómo un actor decidido podía explotar las costuras del orden internacional para obtener el activo estratégico definitivo. Pero la intrincada red que Khan armó no fue ni cerca el primer caso, y ciertamente no sería el único.
En julio de 2025, una sofisticada operación multijurisdiccional culminó con la transferencia ilícita de cinco aeronaves Boeing 777-200ER a Irán, en violación directa del régimen de sanciones internacionales establecido y mantenido por, entre otras entidades, la OFAC.
Los aviones, destinados finalmente a la aerolínea sancionada por Estados Unidos Mahan Air, una entidad vinculada a la Fuerza Quds del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica de Irán (IRGC-QF), fueron contrabandeados con éxito explotando vulnerabilidades sistémicas en el sistema de aviación civil global.
Esta operación, que se extendió por cuatro continentes e involucró una red de empresas fantasma e individuos cómplices, es una brecha mayúscula en los protocolos de seguridad internacional y una cruda ilustración de las estrategias adaptativas empleadas por actores estatales para eludir las sanciones económicas. El núcleo del esquema se basó en el uso fraudulento del proceso de registro provisional de aeronaves de Madagascar.
Quien dice Kenia, dice Irán
Una naciente empresa malgache-india, UDAAN Aviation, obtuvo el registro temporal para los cinco aviones bajo el falso pretexto de trasladarlos a Kenia para mantenimiento. Estos documentos de registro fueron posteriormente falsificados para extender su validez, proporcionando la cobertura legal necesaria para el vuelo final y clandestino de las aeronaves desde una base de operaciones en Camboya hacia múltiples aeropuertos en Irán.
La operación fue meticulosamente planificada. Involucró a una entidad con sede en EE. UU., Ion Aviation LLC, que primero adquirió las aeronaves en el mercado de segunda mano, limpiando así su historial de propiedad antes de que se movieran a través de una serie de países asiáticos para ocultar su destino final.

Las consecuencias de la exposición de este esquema fueron severas, particularmente en Madagascar. Una investigación de los organismos anticorrupción del país, el Pôle Anti-Corruption (PAC) y la Direction de Coordination Nationale (DCN), llevó a la detención preventiva de 22 personas, incluyendo altos funcionarios de la Autoridad de Aviación Civil de Madagascar (ACM) y ejecutivos de UDAAN Aviation.
Los sospechosos enfrentan una serie de cargos graves, desde falsificación y lavado de dinero hasta poner en peligro la seguridad del Estado. Las repercusiones políticas fueron igualmente dramáticas: el presidente de Madagascar destituyó al Ministro de Transporte y Meteorología por su papel en el asunto.
Este caso no es un incidente aislado, sino la página más lustrosa de un manual de evasión de sanciones estandarizado y patrocinado por el estado iraní. Al comparar esta operación con numerosas transferencias ilícitas de aeronaves a Irán en los últimos años, emerge un claro patrón de engaño, uno que aprovecha consistentemente empresas fantasma, explota jurisdicciones regulatorias débiles y emplea el secreto operacional para adquirir activos estratégicos de doble uso.
La operación subraya los profundos desafíos que enfrenta el régimen internacional de sanciones, revelando cómo su arquitectura, diseñada principalmente para facilitar el comercio, puede ser utilizada como arma por adversarios estatales decididos. El gambito de Madagascar sirve como un estudio de caso crítico en la continua erosión de la aplicación de sanciones globales y resalta la necesidad urgente de reformas sistémicas para mejorar la transparencia y la rendición de cuentas dentro de la industria de la aviación internacional.
El dilema de los cinco aviones
La transferencia de los Boeing 777-200ER a Irán no fue una simple transacción, sino una operación meticulosamente coreografiada de un año de duración, diseñada para eludir múltiples capas de sanciones internacionales y controles de exportación. Su éxito dependió de una comprensión sofisticada de la logística de la aviación global, las jurisdicciones legales y las debilidades regulatorias, ejecutada en fases distintas para crear un rastro de propiedad y movimiento fragmentado y deliberadamente confuso.
Los activos en el centro de esta operación fueron cinco Boeing 777-200ER (Extended Range), todos con más de dos décadas de antigüedad, que tenían un historial de servicio bien documentado que comenzó con Singapore Airlines, que los recibió entre 2001 y 2003.

Después de años de servicio, se transfirieron a NokScoot, una aerolínea de bajo costo tailandesa, donde operaron hasta que la compañía cesó sus operaciones en 2020 en medio de la pandemia de COVID-19. Tras la liquidación de NokScoot, los aviones volvieron al Grupo Singapore Airlines y posteriormente se trasladaron a una instalación de almacenamiento a largo plazo en Alice Springs, Australia, un lugar común para aviones comerciales fuera de servicio.
Entre septiembre de 2023 y febrero de 2024, la flota fue adquirida en el mercado de segunda mano por Ion Aviation LLC, una entidad con sede en Florida, Estados Unidos. Esta transacción fue crítica, ya que movió las aeronaves bajo la propiedad de una nueva sociedad instrumental y las incorporó, aunque brevemente, al registro de aeronaves de EE. UU. con las matrículas N99001 a N99005. Este paso efectivamente "limpió" su historial de propiedad inmediato, creando un nuevo punto de partida aparentemente legítimo para su posterior viaje.
Confundiendo registros: el camino multijurisdiccional hacia la flojera de papeles
El movimiento físico de las aeronaves se diseñó para crear la máxima separación legal y geográfica entre su comprador con sede en EE. UU. y su destino final iraní. Este viaje de múltiples etapas fue una estrategia deliberada para romper la cadena de custodia y explotar las fisuras entre diferentes jurisdicciones nacionales.
Fase 1: Adquisición y Reposicionamiento: Inmediatamente después de su adquisición por Ion Aviation, las aeronaves fueron trasladadas desde su ubicación de almacenamiento en Australia a Lanzhou, China, un proceso que tuvo lugar entre diciembre de 2023 y marzo de 2024. En marzo de 2024, se dio un paso legal crucial: los cinco B777 fueron eliminados del registro de EE. UU. y exportados oficialmente a Hong Kong. Esta acción retiró formalmente las aeronaves de la jurisdicción y supervisión directa de EE. UU., un requisito previo para las etapas ilícitas posteriores de la operación.
Fase 2: Puesta en Escena y Preparación: Desde China, las aeronaves se movieron a través de varios otros aeropuertos asiáticos.Se observó al menos uno de los aviones estacionado en el Aeropuerto Internacional Soekarno-Hatta de Yakarta (CGK) entre mayo y julio de 2025. El punto de parada final para toda la flota fue el Nuevo Aeropuerto Internacional de Siem Reap (SAI) en Camboya, donde las cinco aeronaves estuvieron estacionadas desde principios de julio hasta su partida, el 15 de julio de 2025.
Estas paradas prolongadas en jurisdicciones no sujetas a la misma aplicación de sanciones que EE. UU. o Europa probablemente sirvieron para múltiples propósitos, incluyendo mantenimiento potencial, ajustes menores en la pintura para ocultar su procedencia y, simplemente, esperar la confirmación de los arreglos logísticos y documentales finales.
Fase 3: Entrega Final: El 15 de julio de 2025, la operación entró en su fase final. Las cinco aeronaves partieron de Siem Reap en una sucesión cercana, con sus planes de vuelo enmascarando su verdadero destino. Horas más tarde, imágenes satelitales y grabaciones de testigos confirmaron su llegada a múltiples aeropuertos dentro de Irán, incluyendo Mashhad, Zahedan y el aeropuerto de doble uso militar y logístico en Chabahar.
Quiero mover el bote (o el expediente): el rol de Madagascar
La pieza clave de toda la operación fue la adquisición y uso fraudulento de un registro provisional de aeronaves de Madagascar. Esto proporcionó una bandera de conveniencia que dio a las aeronaves la identidad legal necesaria, aunque ilegítima, para emprender su vuelo final.
El 17 de enero de 2025, mientras las aeronaves se encontraban físicamente en China, la Autoridad de Aviación Civil de Madagascar (ACM) emitió un Certificado de Registro Provisional (CIP) para los cinco B777 a una compañía llamada UDAAN Aviation.
El propósito declarado a la ACM fue una mentira absoluta: el registro supuestamente era para permitir el traslado de las aeronaves a una instalación de mantenimiento aprobada en Kenia. Las regulaciones de Madagascar requerían que la aeronave estuviera físicamente presente en Madagascar para su inspección antes de que dicho certificado pudiera finalizarse, una condición que se ignoró flagrantemente, ya que los aviones nunca aterrizaron en el país.
Esta violación procesal es un indicador bastante evidente de una negligencia grave o a una complicidad directa dentro de la ACM desde el principio. Elige tu propia aventura: funcionarios ineptos o corruptos. Recuerde su elección, la va a necesitar más adelante.
Los certificados provisionales legítimos eran válidos solo por tres meses y expiraban el 12 de abril de 2025. Después de esta fecha, cualquier vuelo operado bajo los prefijos malgaches "5R-" asignados (5R-RIS, 5R-ISA, 5R-HER, 5R-IJA y 5R-RIJ) era ilegal. Sin embargo, los vuelos de traslado a Irán tuvieron lugar el 15 de julio.
La ACM reveló más tarde que funcionarios de aviación camboyanos la alertaron el 20 de junio sobre documentos sospechosos relacionados con las aeronaves. Y si más arriba había elegido “ineptos”, lamento decirle que se equivocó, mi buen lector.
Una verificación posterior descubrió que los certificados utilizados para autorizar los vuelos desde Camboya fueron alterados: sus fechas de validez se falsificaron para mostrar que expiraban el 12 de julio de 2025, tres meses después de la fecha de expiración original y justo días antes de la transferencia final.
Es decir que, aún habiendo falsificado el documento, volaron con el certificado expirado. Si el guionista de una comedia de espías agrega este paso, más de uno le recomendaría removerlo porque es un poco mucho. Pero, por lo menos, este acto de falsificación fue el elemento crítico que permitió la última etapa ilegal del viaje y dejó la evidencia incontestable de un plan premeditado para superar el vencimiento de los certificados legítimos.
A su llegada, el proceso de asimilación de los aviones comenzó de inmediato. Pocas horas después de aterrizar, se retiraron físicamente las matrículas de Madagascar temporales de los fuselajes de las aeronaves, y se ocultaron todas las marcas visibles en al menos tres de los aviones. Estos pasos finales se diseñaron para borrar los últimos vestigios de su rastro ilícito y absorberlos en la flota de Mahan Air, presentando su existencia en Irán como un hecho consumado.
Los sospechosos de siempre
La transferencia de los cinco B777 no fue obra de una sola entidad, sino que dependió de una red deliberadamente compartimentada de actores corporativos especializados. Esta estructura se diseñó para ocultar la cadena de mando de principio a fin, crear capas de negación plausible y aislar al beneficiario final, Mahan Air, de las fases más arriesgadas del proceso de adquisición.
Ion Aviation LLC: el intermediario
El primer paso crítico de la operación lo gestionó Ion Aviation LLC. Su papel fue adquirir legalmente los cinco B777 en el mercado abierto de aeronaves de segunda mano. Al utilizar una entidad registrada en EE. UU., la red pudo operar dentro del mercado de aviación occidental legítimo sin levantar sospechas de inmediato.
La adquisición por parte de Ion Aviation sirvió para crear un cortafuegos entre los operadores anteriores y reputados de las aeronaves (Singapore Airlines/NokScoot) y las etapas posteriores e ilícitas de la transferencia.
La participación de una firma estadounidense en un esquema para entregar finalmente aeronaves de fabricación estadounidense a una aerolínea iraní sancionada es una violación particularmente grave de las leyes de control de exportaciones y la política de sanciones de Estados Unidos.
UDAAN Aviation y Udaan Potentials Ltd: la conexión malgache
La pieza clave de la fase intermedia de la operación fue la estructura corporativa establecida en Madagascar para manipular el registro de aeronaves del país. Este papel lo desempeñó UDAAN Aviation, descrita como una entidad con sede en la India y una "start-up incipiente" que solicitó formalmente los registros provisionales a la ACM. Para facilitar sus actividades en Madagascar, UDAAN Aviation se conectó con una filial local, Udaan Potentials Ltd, registrada como empresa de Madagascar (SARL) en Antananarivo en junio de 2023.
Este conducto fue operado por individuos clave que desde entonces se convirtieron en figuras centrales de la investigación criminal. La empresa está vinculada a Singh Kushwinder, un empresario indio con un historial de 15 años de residencia en Madagascar. Él, junto con un ciudadano malgache llamado Rijasoa Andriamananarivo, fueron identificados como los principales operadores de UDAAN.
Ambos hombres fueron arrestados y puestos en detención preventiva. Desde entonces, la ACM presentó una denuncia penal formal contra UDAAN Aviation por la falsificación y el uso de documentos de registro falsificados, situando a la empresa en el centro de la conspiración criminal.
Mahan Air: el cliente siempre tiene la razón
El beneficiario final y usuario previsto de las cinco aeronaves B777 es, según se informa ampliamente, Mahan Air, la aerolínea privada más grande de Irán y un instrumento clave del estado iraní. Mahan Air tiene un frondoso historial de sanciones integrales de EE. UU. desde octubre de 2011 por sus profundos y persistentes vínculos con la Fuerza Quds del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica (IRGC-QF).

La adquisición de estas cinco aeronaves marca una mejora estratégica importante para la aerolínea. Son los primeros Boeing 777 operados por una aerolínea iraní, lo que representa una mejora importante en capacidad sobre la envejecida flota de Airbus A340 de cuatro motores de Mahan.
La elección de esta variante específica de aeronave fue probablemente calculada; los motores Rolls-Royce Trent 884-17 que impulsan los B777 comparten infraestructura de mantenimiento crítica con los motores de la serie Trent 700 utilizados en los Airbus A330 que ya opera Iran Air.
Esta sinergia técnica sugiere un plan a largo plazo para asegurar la sostenibilidad operativa de la nueva flota, ya que la división de ingeniería de Mahan ya posee la experiencia necesaria para la reparación y el soporte domésticos. Esta adquisición no es meramente una transacción comercial, sino un impulso directo a la capacidad de transporte aéreo estratégico de Irán.
Algo huele mal en Antananarivo
La revelación pública del esquema de transferencia de los B777 desencadenó una crisis política y legal rápida y severa en Madagascar. Enfrentado a las ramificaciones diplomáticas y económicas de estar implicado en una importante violación de sanciones internacionales, el gobierno malgache lanzó una investigación de alto perfil, que resultó en arrestos y una potente purga política. Esta respuesta robusta parece ser un acto calculado de control de daños, impulsado por una intensa presión internacional, particularmente de los Estados Unidos.

La investigación penal fue asumida de inmediato por los organismos anticorrupción especializados de Madagascar: la Direction de Coordination Nationale (DCN) y el Pôle Anti-Corruption (PAC) con sede en Antananarivo. La investigación identificó rápidamente una amplia red de sospechosos. Según el fiscal del PAC, un total de 33 individuos y entidades corporativas están implicados en el caso. Tras una audiencia el 23 de agosto de 2025, 22 de estos sospechosos fueron formalmente acusados y puestos en detención preventiva.
Los cargos presentados por el PAC son excepcionalmente graves y reflejan las implicaciones de seguridad nacional del escándalo. Incluyen una amplia gama de delitos: corrupción, falsificación y uso de documentos falsificados, lavado de dinero, asociación de malhechores, abuso de poder y puesta en peligro de la seguridad del Estado.
Los detenidos representan una sección transversal de la conspiración, incluyendo altos funcionarios que presuntamente abusaron de sus cargos y los ejecutivos corporativos que facilitaron el esquema. Entre las figuras más prominentes detenidas se encuentran varios funcionarios de alto rango de la Aviación Civil de Madagascar (ACM).
Estos incluyen al Director General, Coronel Gervais Damasy; el Director de Supervisión de Seguridad; dos inspectores acusados de proporcionar informes falsos sobre las aeronaves mientras estaban en China; y dos agentes que presuntamente transmitieron los códigos de transpondedor de las aeronaves para el vuelo ilícito a Irán.
Por el lado corporativo, los operadores clave de UDAAN Aviation, el ciudadano indio Singh Kushwinder y el ciudadano de Madagascar Rijasoa Andriamananarivo, también fueron arrestados.
La purga política y la presión internacional
Las consecuencias políticas alcanzaron los niveles más altos del gobierno malgache. El 29 de julio de 2025, el presidente Andry Rajoelina emitió un decreto destituyendo sumariamente al Ministro de Transporte y Meteorología, Valéry Ramonjavelo. Ramonjavelo fue acusado de haber aprobado personalmente los registros provisionales de aeronaves para UDAAN Aviation sin consultar al presidente o al primer ministro. Según la ley de Madagascar, su enjuiciamiento es competencia exclusiva del Tribunal Superior de Justicia (HCJ), un tribunal especial para altos funcionarios.
La escala y la velocidad de la respuesta malgache pueden vincularse directamente a la presión internacional. El FBI de EE. UU. se involucró activamente en la investigación doméstica. Un equipo de tres agentes del FBI trabajó junto a la Brigada Criminal (BC), realizando interrogatorios y revisando pruebas. Este nivel de participación directa de las fuerzas del orden de EE. UU. en suelo de Madagascar es poco común, y señala la gravedad con la que Washington consideró la brecha.
El escándalo amenaza el acceso comercial preferencial de Madagascar al mercado estadounidense bajo la Ley de Crecimiento y Oportunidades para África (AGOA), creando potentes incentivos económicos para que el gobierno demuestre una respuesta creíble y decisiva.
Irán, el contrabando y el equipo (de delincuentes) que sale de memoria
La transferencia de los B777 de Madagascar no es una anomalía. Es la última de una serie de operaciones similares que revelan una estrategia iraní sistemática y refinada para adquirir ilícitamente activos de aviación occidentales.
En los años previos a la transferencia de los B777, entidades iraníes, principalmente Mahan Air y otras aerolíneas conectadas con el estado como Meraj Air, contrabandearon con éxito múltiples aviones de fuselaje ancho de Airbus al país utilizando tácticas sorprendentemente similares:
Diciembre de 2022 (Cuatro Airbus A340): Cuatro A340 anteriormente operados por Turkish Airlines se movieron desde un almacenamiento en Johannesburgo, Sudáfrica. Se volvieron a registrar en Burkina Faso, otra jurisdicción con supervisión laxa, y partieron en un plan de vuelo presentado ostensiblemente para Uzbekistán. Mientras sobrevolaban el espacio aéreo iraní, sus transpondedores se desactivaron y se desviaron para aterrizar en Teherán.
Mayo de 2023 (Dos Airbus A340): Dos A340-200, que anteriormente pertenecían a la Fuerza Aérea y Espacial Francesa, se transfirieron de Indonesia a Irán. Esta operación utilizó un registro falso de la República de Malí para proporcionar una identidad legal temporal para el vuelo.
2024 (Dos Airbus A340): En otro esquema complejo, dos A340 fueron sacados de contrabando de Lituania. Las aeronaves partieron oficialmente en una ruta de vuelo hacia Filipinas, pero fueron desviadas deliberadamente para aterrizar en Teherán.
Contrabando for Dummies: los trucos viejos que siguen funcionando
La recurrencia de tácticas específicas en estos casos dispares permite la codificación de un manual operativo estándar para la adquisición ilícita de aeronaves. Sus componentes clave incluyen:
Uso de intermediarios y empresas fantasma: Cada operación depende de una red de estructuras corporativas opacas para ocultar la identidad del verdadero usuario final.
Explotación de jurisdicciones débiles y funcionarios corruptibles ("Banderas de Conveniencia"): Los actores sancionados apuntan deliberadamente a países con una supervisión regulatoria débil o altos niveles de corrupción para obtener registros de aeronaves temporales (ej. Madagascar, Burkina Faso, Malí).
Transacciones complejas y multicapa: La propiedad de la aeronave y su ubicación física se pasan deliberadamente a través de múltiples países y manos corporativas para crear un rastro de papel enrevesado.
Secreto operacional, espacios aéreos cómplices y "desaparición del radar": Una característica de la fase de entrega final es la desactivación del transpondedor ADS-B de la aeronave para ocultar su destino final. La ubicuidad de las redes OSINT lo hacen necesario, aunque el monitoreo primario del espacio aéreo permitirá su seguimiento.
Falsificación de documentos y fraude: Cuando surgen obstáculos legales, como la expiración de un certificado de registro, la red recurre a la falsificación criminal para crear la documentación necesaria.
La aplicación consistente de este manual sugiere la existencia de una capacidad permanente e institucionalizada dentro del estado iraní, probablemente gestionada por el IRGC o en coordinación con él. No se trata de una serie de adquisiciones oportunistas, sino de un proceso sistemático e industrializado para desafiar las sanciones internacionales.
Vulnerabilidades Sistémicas y Brechas Regulatorias
El éxito de la transferencia de los B777 de Madagascar y operaciones similares no es simplemente el resultado del ingenio criminal; está habilitado por vulnerabilidades sistémicas y profundas dentro del marco regulatorio de la aviación civil internacional. El sistema, fundamentalmente diseñado para facilitar el comercio global y basado en principios de soberanía estatal y confianza mutua, está mal equipado para defenderse de adversarios estatales decididos que utilizan sus características como armas para fines ilícitos.
La arquitectura misma del registro de aeronaves crea oportunidades para actores maliciosos. Las debilidades clave que se explotan constantemente incluyen el abuso de los registros provisionales, que proporcionan una identidad legal desechable justo el tiempo suficiente para completar una transferencia clandestina, y las estructuras de propiedad opacas. El uso de empresas fantasma y fideicomisos no ciudadanos hace extremadamente difícil para las autoridades de aviación identificar al propietario beneficiario final ( Ultimate Beneficial Owner - UBO) de una aeronave.
Una investigación reveló que más de 1.000 aviones estaban registrados en solo dos apartados postales en el pequeño pueblo de Onalaska, Texas, que no tiene aeropuerto. Esta anonimidad es una herramienta poderosa para los estados sancionados que buscan ocultar su conexión con un activo.
La integridad del sistema de aviación global es tan fuerte como su miembro más vulnerable. Un solo estado con una autoridad de aviación civil corrupta, con pocos recursos o cómplice puede servir como puerta de entrada para que actores ilícitos accedan al sistema internacional. Al "buscar" el eslabón más débil, los estados sancionados pueden encontrar un registro obediente para proporcionar la documentación necesaria para socavar la seguridad y el cumplimiento de las sanciones de toda la red global.
La vulnerabilidad principal es un desajuste fundamental entre el diseño del sistema y sus desafíos de seguridad modernos. El marco de registro de la aviación internacional se construyó para promover y agilizar una industria global legítima. No se construyó para ser una fortaleza contra el aparato de inteligencia de un estado-nación que lleva a cabo una operación de adquisición encubierta.
La dinámica entre los ejecutores de sanciones y los evasores a nivel estatal es una contienda persistente y en escalada. El caso de Madagascar es una advertencia crítica. Una postura reactiva de investigación y castigo post-facto, aunque esencial, es insuficiente para disuadir intentos futuros.
El imperativo estratégico debe pasar de simplemente reaccionar a las brechas a fortalecer proactivamente todo el sistema global contra ellas. Sin un esfuerzo global concertado para eliminar las sombras en las que operan estas redes, la comunidad internacional correrá siempre de atrás, en un esfuerzo perpetuo por descubrir la nueva tramoya, de a un avión flojo de papeles por vez.
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