EE. UU. completa la primera bomba nuclear B61-13 antes de lo previsto
La B61-13 será empleada solo por bombarderos estratégicos contra blancos endurecidos y enterrados.
En una ceremonia en la Planta Pantex, en Texas, el secretario de Energía de los Estados Unidos, Chris Wright, anunció la finalización del ensamblaje de la primera bomba nuclear de gravedad B61-13, casi un año antes de la fecha objetivo inicial y a menos de dos años desde que se anunciara el programa. Se trata de una de las armas más rápidamente desarrolladas y producidas desde el final de la Guerra Fría.
La B61-13 representa la más reciente modificación de la longeva familia B61, pilar de la disuasión nuclear aérea de EE. UU. desde la década de 1960. A diferencia de la B61-12, pensada para operar desde cazabombarderos y ya certificada para plataformas como el F-35, la B61-13 será empleada exclusivamente por bombarderos estratégicos con base en el territorio continental estadounidense.
Según el Departamento de Energía, el nuevo modelo incorpora los sistemas de seguridad, precisión y control heredados de la B61-12, pero con un rendimiento adaptado para atacar blancos militares más duros o distribuidos en áreas extensas.
Un desarrollo acelerado
La Administración Nacional de Seguridad Nuclear (NNSA) destacó que el proyecto se benefició directamente de las capacidades de producción ya activadas durante el Programa de Extensión de Vida (LEP) de la B61-12, cuya última unidad fue entregada en diciembre de 2024. Gracias a décadas de datos de diseño, ensayos y validación acumulados, los ingenieros y gestores del programa lograron acortar el proceso mediante la combinación y simplificación de las tradicionales “puertas de diseño” que jalonan el desarrollo de una cabeza nuclear.
Así, los primeros conjuntos de prueba se fabricaron apenas tres meses después de que el Congreso aprobara el financiamiento. La decisión de aceptar ciertos riesgos técnicos calculados permitió iniciar la producción a un ritmo muy superior al habitual, sin interferir con los otros seis programas de modernización de ojivas actualmente en marcha.
“Modernizar nuestro arsenal nuclear es esencial para asegurar la disuasión en una era marcada por tensiones crecientes”, afirmó Wright. “Este logro envía un mensaje claro tanto a nuestros aliados como a quienes nos desafían.”
Más potencia contra objetivos enterrados
Aunque no se han divulgado cifras oficiales sobre su rendimiento, se espera que supere los 50 kilotones de la B61-12, recuperando parte de la capacidad disuasiva de versiones previas como la B61-7, que tiene un rendimiento máximo de 360 kilotones. La B61-13 se concibe como parte de una estrategia más amplia del Departamento de Defensa de los EE. UU. orientada a restablecer opciones nucleares eficaces contra objetivos endurecidos y enterrados en profundidad, un tipo de amenaza que ha cobrado renovada relevancia ante la proliferación de estructuras subterráneas en potencias competidoras.

El desarrollo de esta nueva variante no solo responde a requerimientos técnicos, sino también a una señal política y estratégica de capacidad de respuesta. Como ocurrió con la B61-12, la NNSA ha trabajado estrechamente con el Laboratorio Nacional de Los Álamos, los Laboratorios Nacionales de Sandia, la Planta Pantex y otros sitios del complejo nuclear estadounidense.
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