Colisión fatal en Washington: revelan múltiples fallos en el siniestro del Black Hawk y el CRJ700
Una investigación de The New York Times expone errores de pilotaje, problemas de comunicación, equipamiento desconectado y el uso de una práctica de riesgo común antes del accidente sobre el río Potomac.
Nuevos detalles emergieron sobre la colisión aérea ocurrida la noche del 29 de enero de 2025 sobre el río Potomac, donde un helicóptero UH-60 Black Hawk del Ejército de EE.UU. impactó contra el vuelo 5342 de American Airlines, un Bombardier CRJ700 operado por PSA Airlines. El análisis de documentos gubernamentales, grabaciones de control de tráfico aéreo y entrevistas con expertos revela una cadena de fallos más compleja que la atribuida inicialmente solo a la altitud del helicóptero. En el accidente perecieron todos los ocupantes de ambas aeronaves.
La investigación, detallada por The New York Times tras revisar registros públicos y entrevistar a más de 50 expertos y funcionarios, muestra que, si bien la altitud excesiva del Black Hawk fue un factor crítico al invadir la trayectoria de aterrizaje del avión, otros elementos contribuyeron al desenlace fatal.
El helicóptero Black Hawk realizaba una misión de evaluación anual para la Capitana Rebecca M. Lobach, quien volaba junto al Oficial Técnico Jefe 2 Andrew Loyd Eaves, su instructor, y el Sargento Ryan Austin O’Hara. La misión simulaba la evacuación de altos funcionarios en una emergencia, lo que implicaba operar bajo ciertas condiciones especiales.
Uno de los factores clave fue la solicitud y aprobación de la "separación visual" por parte de la tripulación del helicóptero poco antes del impacto. Esta práctica permite al piloto asumir la responsabilidad principal de mantener la distancia con otras aeronaves, basándose en el contacto visual, en lugar de depender exclusivamente de las instrucciones del controlador aéreo. Aunque es una maniobra rutinaria, expertos en aviación alertan sobre sus peligros inherentes si no se gestiona correctamente.
La Junta Nacional de Seguridad en el Transporte (NTSB) ya en 2016 advertía en un boletín de seguridad que factores como el error humano, los puntos ciegos y las condiciones ambientales "dejan incluso al piloto más diligente vulnerable a la amenaza de una colisión en el aire con una aeronave no vista" bajo esta maniobra. Jeff Guzzetti, ex investigador de accidentes tanto para la FAA como para la NTSB, describió la separación visual como "un concepto defectuoso pero necesario" que "estuvo vinculado a varios incidentes mortales en el aire a lo largo de los años".
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Esa noche, la tripulación del Black Hawk no ejecutó la separación visual de manera efectiva. Existe la posibilidad de que no detectaran el avión específico señalado por el controlador o no pudieran maniobrar a una posición segura a tiempo. A esto se suma que, en los segundos finales, la Capitana Lobach, quien estaba a los mandos, aparentemente no atendió una directiva del Oficial Técnico Eaves para cambiar de rumbo (virar a la izquierda), lo cual podría haber evitado la colisión.
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