Ante las demoras de Boeing, Trump impulsa un Air Force One provisorio basado en un Boeing 747 ex-Qatar
Frente a los persistentes retrasos en el programa de reemplazo del Air Force One a cargo de Boeing, la administración Trump toma medidas para asegurar una capacidad de transporte presidencial alternativa a corto plazo. Se encomendó a L3Harris, un contratista de defensa, la tarea de acondicionar un Boeing 747-8, anteriormente utilizado por el gobierno de Qatar, para que funcione como avión presidencial interino hacia finales de este año.
De acuerdo con lo reportado por The Wall Street Journal, Boeing continúa trabajando en los dos nuevos aviones presidenciales, designados militarmente como VC-25B, bajo un contrato original de 3.900 millones de dólares. Sin embargo, el programa acumula años de retraso respecto al cronograma inicial, que preveía la entrega para 2024, y enfrenta sobrecostos considerables debido a problemas con proveedores, ingeniería y fabricación. Fuentes cercanas al proyecto indican que las dificultades recientes se centran en el complejo cableado y cuestiones estructurales, incluyendo las aperturas para puertas en los lóbulos inferiores del fuselaje.
L3Harris, ya involucrada en el programa VC-25B como proveedora de sistemas de comunicación para Boeing, ahora tiene la responsabilidad de modernizar el 747 ex-qatarí. La tarea incluye la instalación de sistemas especializados necesarios para transformar la aeronave de lujo en un avión apto para el transporte del Comandante en Jefe. El presidente Trump muestra interés constante en el avance del proyecto y espera tener el avión disponible para su uso tan pronto como el otoño boreal. El CEO de Boeing se reunió con Trump en la Oficina Oval el pasado 18 de abril para discutir la situación.
Informes indican que, cerca de las elecciones de noviembre pasado, Boeing comunicó a oficiales federales que la entrega de los nuevos VC-25B podría demorar hasta aproximadamente 2035. Esta situación llevó a discusiones dentro de la Casa Blanca sobre posibles acciones legales contra el fabricante y reavivó consideraciones sobre la cancelación del contrato, una opción que ya se evaluó al inicio del primer mandato de Trump y también durante la administración Biden.
Frank Kendall, quien fuera Secretario de la Fuerza Aérea, mencionó recientemente que durante su gestión estuvo abierto a evaluar alternativas, incluyendo trabajar con Airbus o adoptar una plataforma bimotor en lugar de los cuatrimotores 747. Kendall también señaló la necesidad de revisar rigurosamente los requerimientos del programa para asegurar una entrega razonable en tiempo y costo.
La rápida adaptación del 747 ex-qatarí presenta sus propios desafíos. Andrew Hunter, jefe de adquisiciones de la USAF durante la administración Biden, comentó, sin conocer los detalles específicos del nuevo plan, que un plazo tan ajustado probablemente limitaría las modificaciones posibles. "Se podría aplicar pintura, realizar algunas actualizaciones de comunicaciones, y sospecho que sería difícil ir mucho más allá en ese cronograma", apuntó. Es probable que el avión interino no alcance la totalidad de capacidades de los actuales VC-25A.
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El interés de Trump en una solución alternativa se hizo patente en febrero, cuando inspeccionó un Boeing 747 propiedad de Qatar Amiri FLight en West Palm Beach, Florida. Tras la visita, expresó públicamente su descontento con Boeing, declarando que "no estoy feliz con Boeing" y sugiriendo la posibilidad de adquirir un nuevo avión.
Qatar Amiri Flight, el brazo de transporte aéreo para la familia real y altos dignatarios del gobierno de Qatar, incorporó a su flota varias unidades del Boeing 747-8 Intercontinental en configuración Boeing Business Jet (BBJ). Estas aeronaves se distinguen por sus interiores personalizados de extremo lujo y gran amplitud, diseñados para ofrecer el máximo confort en vuelos de largo alcance, aprovechando la capacidad y autonomía inherentes al modelo 747-8i.
Destinadas a viajes de estado y traslados VIP, estas variantes del Jumbo Jet representaban el pináculo del transporte aéreo privado. Sin embargo, durante los últimos años, Qatar Amiri Flight puso en el mercado o retiró de servicio activo varias de estas aeronaves, ajustando la composición de su flota de transporte estratégico.
Desde su victoria electoral, Trump buscó acelerar el proyecto VC-25B, involucrando incluso a Elon Musk para intentar agilizar el proceso y reducir requerimientos considerados onerosos por Boeing. Kelly Ortberg, CEO de Boeing en ese momento, reconoció en una conferencia con inversores en febrero que Musk ayudaba a identificar requerimientos técnicos diferenciándolos de aspectos burocráticos prescindibles.
Mientras L3Harris trabaja en la solución interina, Boeing enfrenta la presión de cumplir con los requisitos de certificación de la FAA y mantener las credenciales de seguridad para el personal involucrado en este proyecto clasificado.
Ni la Casa Blanca, ni Boeing, ni L3Harris ofrecieron comentarios sobre estos desarrollos.
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