El verano trae calor a un año frío para el mercado aerocomercial chileno
El regreso de la temporada alta trae ajustes de flota y frecuencias, pero el tráfico aéreo en Chile sigue a la baja.
La llegada de la temporada alta marca el regreso de varios vuelos internacionales a Santiago de Chile, con ajustes en flota y frecuencias por parte de aerolíneas norteamericanas y europeas. Sin embargo, este movimiento ocurre en un contexto de demanda debilitada y una tendencia a la baja en el tráfico aéreo nacional e internacional.
Según los últimos registros de la Junta de Aeronáutica Civil, el movimiento total de pasajeros en Chile cayó cerca del 3 % en septiembre, completando seis meses consecutivos de retroceso. La disminución responde a una menor demanda interna y a un enfriamiento de los viajes internacionales, especialmente hacia Estados Unidos.
Aun así, las aerolíneas mantienen su apuesta por el mercado chileno durante el verano austral, incorporando equipos de mayor capacidad y reforzando su oferta temporal.
United Airlines retomó la ruta entre Houston (IAH) y Santiago (SCL) operando con Boeing 777-200ER, en reemplazo de los 767-300ER utilizados la temporada anterior. El cambio permite ofrecer más asientos y ajustar los costos unitarios en un entorno de demanda estacional.
Desde Canadá, Air Canada reanudó sus vuelos entre Toronto (YYZ) y Santiago con Boeing 787-8, manteniendo cinco frecuencias semanales tras la suspensión invernal.
American Airlines incorporó una nueva frecuencia entre Dallas/Fort Worth y Santiago, fortaleciendo su operación junto a los vuelos diarios desde Miami. Ambas rutas son operadas con Boeing 777-200ER, de mayor capacidad que el Dreamliner utilizado en la anterior temporada. La compañía busca mantener su presencia en el Cono Sur pese a la desaceleración del tráfico regional.
En Europa, KLM reemplazó el Boeing 787-9 por el 777-200ER, incrementando la capacidad en torno al 15 % y aprovechando la temporada de mayor demanda.
Por su parte, AeroMéxico reactivó los vuelos entre Ciudad de México (MEX) y Santiago con Boeing 787 Dreamliner, consolidando una conexión clave para los flujos corporativos y turísticos entre ambos países.
Aunque las compañías aumentan capacidad y frecuencias, la temporalidad de los servicios se mantiene. Los operadores buscan optimizar sus recursos durante los meses de alta demanda sin comprometer la rentabilidad anual, en un entorno donde los factores de ocupación aún no alcanzan los niveles previos a la pandemia.
De esta forma, el inicio de la temporada alta no representa un repunte sostenido del mercado, sino una readecuación operativa para responder a la demanda estacional, en un año donde el tráfico aéreo chileno todavía muestra señales de desaceleración.

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