Por la demanda internacional, Boeing explora reiniciar la producción del C-17 Globemaster III
Tras una década de inactividad, Boeing confirma conversaciones iniciales para reabrir la línea de ensamblaje del avión de transporte estratégico C-17 ante la demanda de nuevos clientes. La pregunta es, si es industrial y comercialmente viable.
Una década después de que el último Boeing C-17 Globemaster III saliera de la línea de producción, la compañía confirma que mantiene conversaciones para fabricar nuevas unidades. La noticia surge en un contexto de rearme global y ante la ausencia de un sucesor directo para esta aeronave de transporte estratégico pesado.
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Durante el Salón Aeronáutico de París, Turbo Sjogren, Vicepresidente y Gerente General de Servicios Gubernamentales de Boeing Global Services, confirmó a la publicación especializada Shephard Defense que existen conversaciones en una "fase muy inicial" con al menos un país. Sjogren calificó la tarea de reanudar la producción como "un esfuerzo muy extraordinario", destacando que es "un reflejo de la utilidad de la aeronave". Añadió que el interés por nuevos C-17 también proviene de otras naciones.
Aunque no se revelaron los nombres de los posibles compradores, el interés en el C-17 es comprensible. Esta aeronave ocupa un nicho de capacidades que actualmente no tiene un equivalente directo en el mercado occidental. Su habilidad para transportar cargas de hasta 77.5 toneladas (170,900 libras) a distancias intercontinentales y operar desde pistas cortas y no preparadas, de tan solo 1,064 metros (3,500 pies), le confiere una flexibilidad única.

Actualmente, la flota global de C-17 está en servicio con las fuerzas aéreas de Estados Unidos (su mayor operador), Australia, Canadá, India, Kuwait, Qatar, Emiratos Árabes Unidos y el Reino Unido, además de la Capacidad de Transporte Aéreo Estratégico de la OTAN. Uno de los potenciales nuevos clientes es Japón, cuyo Primer Ministro, Shigeru Ishiba, manifestó a principios de año el interés de su país en adquirir el Globemaster III. Hasta ahora, se especulaba que Japón tendría que recurrir a aeronaves de segunda mano, una situación que cambiaría radicalmente con la apertura de una nueva línea de producción.
¿Por qué es tan difícil reemplazar al C-17?
El Boeing C-17 Globemaster III se distingue por su combinación única de alcance estratégico y capacidad táctica. A diferencia de competidores como el Airbus A400M o el Embraer C-390 Millennium, el C-17 puede transportar cargas de gran tamaño, incluyendo un tanque de batalla principal M1 Abrams.
El A400M, un turbohélice, se posiciona como un transporte táctico con ciertas capacidades estratégicas, mientras que el C-390, propulsado por motores a reacción, se considera un sucesor moderno del C-130 Hercules. Ninguno de los dos ofrece la capacidad de carga pesada del C-17, creando un vacío en el mercado de transporte aéreo militar pesado.
Los desafíos de volver a producir el Globemaster
Para Tyler Rogoway, analista de The War Zone, reanudar la fabricación del C-17 no será una tarea sencilla ni económica. En 2015, Boeing cerró definitivamente su planta de ensamblaje en Long Beach, California, tras entregar la aeronave número 279. Las instalaciones fueron posteriormente vendidas en 2018.
Un análisis detallado realizado por la RAND Corporation en 2013 estimaba que reiniciar la producción tras una pausa de varios años podría costar cerca de 8.000 millones de dólares para fabricar hasta 150 aeronaves, asumiendo que se utilizaría una nueva ubicación. Es probable que, de concretarse, Boeing ofrezca una versión modernizada del C-17, con mejoras en eficiencia de combustible y aviónica, algunas de las cuales podrían aplicarse también a la flota existente a través de su Programa de Sostenimiento Integrado (GISP).
La Fuerza Aérea de los Estados Unidos (USAF) podría ser un actor clave en esta iniciativa. Su flota de C-17 acumula un desgaste superior al previsto debido a su alta tasa de utilización en operaciones globales, desde Afganistán hasta el apoyo a Ucrania. Un futuro conflicto en el Pacífico sometería a la flota a una presión aún mayor.
Mientras la USAF explora conceptos futuros para el programa Next-Generation Airlift (NGAL), como diseños de fuselaje integrado (Blended-Wing-Body), estas soluciones están a largo plazo. La compra de nuevos C-17 podría funcionar como una solución provisional para cubrir la brecha de capacidad y aliviar la presión sobre la flota actual. De hecho, un pedido por parte del Pentágono podría ser fundamental para viabilizar económicamente el reinicio de la producción para otros clientes internacionales.
Por el momento, las conversaciones son preliminares, pero la necesidad de un transporte aéreo con la capacidad de aterrizar en campos austeros con un tanque de batalla a bordo mantiene al C-17 Globemaster III como una opción relevante y sin un claro competidor en el horizonte.
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