Chile retira agregados militares en Israel y abre interrogantes sobre la cooperación en defensa
La decisión del Gobierno afecta una relación de décadas en áreas estratégicas como ciberdefensa, misiles y radares aerotransportados.
El Gobierno de Chile confirmó esta semana el retiro de sus agregados militares en Israel, en una medida que, que se enmarca en una postura política frente a la situación en la Franja de Gaza, y podría tener repercusiones significativas en el vínculo bilateral en materia de cooperación en defensa, especialmente en ámbitos como tecnología militar, inteligencia y sistemas de armas aéreos.
A través de un comunicado oficial, el Ministerio de Relaciones Exteriores informó que su misión en Tel Aviv notificó a las autoridades israelíes el retiro del agregado de defensa, el agregado aéreo y el agregado militar, quienes hasta ahora cumplían funciones diplomáticas y de coordinación técnica con las Fuerzas Armadas del país asiático.
La medida, coordinada con el Ministerio de Defensa, fue adoptada —según el gobierno— debido a “la gravísima situación humanitaria en Gaza, producto de la operación militar del ejército israelí, así como por los obstáculos al ingreso de ayuda humanitaria”. A ello se suma un llamado explícito a respetar el Derecho Internacional Humanitario.
La decisión representa una nueva escalada en las tensiones diplomáticas entre ambos países desde octubre de 2023, cuando Chile condenó los ataques israelíes tras la ofensiva inicial de Hamás. Sin embargo, en el plano técnico y estratégico, abre interrogantes sobre el futuro de una relación de más de cinco décadas, marcada por adquisiciones clave para el desarrollo de las capacidades aéreas y tecnológicas de las Fuerzas Armadas chilenas.
Una relación estratégica desde los años 70
Los lazos militares entre Chile e Israel se remontan a la década de 1970. La Fuerza Aérea de Chile (FACh) inició su cooperación en 1974 con la incorporación de los misiles aire-aire Shafrir Mk.2, fabricados por Rafael, en los Hawker Hunter. Desde entonces, la FACh ha integrado tecnologías israelíes en radares aerotransportados, cascos con designador y misiles infrarrojos de corto alcance compatibles con su flota de F-16.

La Armada de Chile también fue pionera en la región al incorporar en 1970 lanchas misilísticas de diseño israelí, seguidas por patrulleras clase Dabur en 1990. Asimismo, la aviación naval utiliza radares de apertura sintética de origen israelí en tareas de exploración aeromarítima y lucha antisubmarina.
En el Ejército, las adquisiciones de tecnología israelí se iniciaron en los años 70 con equipos de comunicaciones, morteros y tanques modificados M-51 y M-50, acompañados por entrenamiento técnico de personal chileno en Israel. Hoy se utilizan sistemas de mando y control, fusiles de última generación y misiles antiblindaje de ese origen.
A nivel doctrinario, Israel ha sido un referente en inteligencia táctica y ciberdefensa, ámbitos en los que Chile ha buscado fortalecerse en los últimos años.
Reacciones políticas y advertencias sobre capacidades
La decisión presidencial provocó reacciones inmediatas desde el Grupo Parlamentario Chile–Israel, conformado por senadores de distintos partidos, que calificaron la medida como “desproporcionada y parcial”, advirtiendo que podría afectar negativamente las capacidades estratégicas del país.
“Las Fuerzas Armadas tienen relaciones afianzadas con el Estado de Israel en ámbitos clave como inteligencia, ciberdefensa, capacidad satelital y entrenamiento”, señala el documento del grupo parlamentario, publicado este miércoles, según el portal Emol.com.
En tanto, analistas advierten que, más allá de su carácter simbólico, el retiro de los agregados podría generar demoras o frenos en la adquisición de tecnologías militares sensibles, lo que a mediano plazo impactaría en la modernización de las capacidades de defensa de Chile, particularmente en el ámbito aeronáutico.
El desenlace de este episodio dependerá de si el gobierno chileno profundiza la desconexión con Israel o busca mantener operativos los canales técnicos y logísticos necesarios para preservar los programas en curso.
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