Los HC-130J Super Hercules de la Guardia Costera de EE.UU. superan las 100.000 horas de vuelo
La flota de 18 aviones Super Hercules demuestra su valor en una amplia gama de misiones, desde el rescate en alta mar hasta la lucha contra el narcotráfico.
La flota de 18 aeronaves HC-130J Super Hercules que opera la Guardia Costera de los Estados Unidos (USCG) superó recientemente las 100.000 horas de vuelo acumuladas, un testimonio de la fiabilidad y el rol central de esta plataforma en las operaciones de vigilancia y rescate de largo alcance.
Estas aeronaves, una variante especializada del C-130J Super Hercules fabricado por Lockheed Martin, son la columna vertebral de las misiones de ala fija de la USCG. Su diseño está optimizado para operaciones de búsqueda y salvamento (SAR), patrulla marítima y respuesta a emergencias sobre extensas áreas oceánicas.
El Pentágono informó que este logro representa "un testamento de dos décadas de excelencia sin precedentes en vigilancia de larga distancia, misiones de búsqueda y salvamento, además de la seguridad de nuestra nación". La flota comenzó a integrarse en la USCG en 2003, reemplazando progresivamente a las antiguas variantes HC-130H.
Las capacidades del HC-130J son amplias y especializadas. La aeronave está equipada con un avanzado paquete de sensores y sistemas de misión que le permiten ejecutar tareas complejas en condiciones meteorológicas adversas. Entre su equipamiento destacan:
Sistemas electro-ópticos/infrarrojos (EO/IR) montados en torretas, que permiten la detección e identificación de pequeñas embarcaciones o personas en el agua a gran distancia, tanto de día como de noche.
Un radar de búsqueda de superficie de alta resolución, capaz de escanear amplias zonas del océano.
El Minotaur Mission System Suite, un sistema de control que integra la información de todos los sensores en una única interfaz operativa, mejorando la conciencia situacional de la tripulación.
Además de su rol principal en misiones SAR, donde el HC-130J puede lanzar suministros vitales a náufragos mientras llega un helicóptero o un buque de rescate, la aeronave es una herramienta clave en la lucha contra el crimen transnacional. Su capacidad de largo alcance y permanencia en el aire la hacen ideal para misiones de interdicción de drogas, incluyendo la detección y seguimiento de embarcaciones de bajo perfil y semisumergibles (LPSV), comúnmente conocidas como narcosubmarinos, utilizadas por los carteles para transportar narcóticos.
La flota también desempeña un papel en misiones humanitarias, como la evaluación de daños tras huracanes o el transporte de personal y carga a zonas remotas. La combinación de su robustez, alcance superior a las 4.000 millas náuticas y la capacidad de operar desde pistas cortas o semi-preparadas, consolida al HC-130J como un activo polivalente e indispensable para la U.S. Coast Guard.
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