Indonesia confirma la compra de 42 cazas Chengdu J-10C a China
El ministro de defensa indonesio, Prabowo Subianto, confirmó la compra.
El ministro de Defensa de Indonesia, Sjafrie Sjamsoeddin, confirmó oficialmente que su país adquirirá 42 cazas Chengdu J-10C “Vigorous Dragon” a China, marcando un giro significativo en la política de adquisiciones del Tentara Nasional Indonesia – Angkatan Udara (TNI-AU) hacia proveedores no occidentales.
Durante una conferencia en Yakarta, el funcionario declaró que los nuevos aviones “pronto volarán sobre la capital”, sin ofrecer detalles sobre plazos ni configuración específica de las aeronaves. Medios locales como Republika y Antara reportaron que la compra se enmarca en el plan de modernización impulsado por el presidente Prabowo Subianto, y que la operación contempla un presupuesto superior a 9.000 millones de dólares, aprobado por el Ministerio de Finanzas.
De acuerdo con fuentes indonesias, la elección del J-10C responde a su costo competitivo y disponibilidad inmediata, en un contexto donde Yakarta busca reforzar su defensa aérea mientras espera la llegada de los primeros Dassault Rafale franceses, contratados en 2022, y avanza en proyectos paralelos como el KAAN turco y el KF-21 “Boramae” surcoreano.
El J-10C es la variante más avanzada del caza monomotor desarrollado por Chengdu Aircraft Industry Corporation (CAC). Está equipado con radar AESA, motor WS-10B y capacidad para emplear misiles aire-aire PL-15 de largo alcance, características que le permiten desempeñarse como plataforma de combate multirrol moderna y eficiente. El modelo ya se encuentra en servicio en Pakistán, donde ha sido integrado operativamente con éxito en la Pakistan Air Force (PAF).
De confirmarse los términos iniciales, la adquisición representará la primera compra de cazas de fabricación china por parte de Indonesia, país que tradicionalmente ha mantenido un equilibrio entre proveedores de Estados Unidos, Europa y Rusia. Analistas locales señalaron que el acuerdo con Pekín podría tener implicancias geopolíticas en el Indo-Pacífico, al reflejar un movimiento de diversificación que, si bien apunta a reducir la dependencia de Occidente, también podría reconfigurar las dinámicas regionales de seguridad.
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