Histórico: drones navales ucranianos abaten cazas Su-30 en el mar Negro
Ucrania derriba dos cazas Su-30 rusos con drones navales Magura-7 armados con misiles AIM-9
El 2 de mayo de 2025 marcó un hito en la evolución del combate moderno. En una operación sin precedentes, dos cazas rusos Su-30 fueron derribados por drones navales ucranianos equipados con misiles aire-aire AIM-9 Sidewinder. Así lo confirmó el jefe de la Dirección Principal de Inteligencia del Ministerio de Defensa de Ucrania (GUR), teniente general Kyrylo Budanov, en una entrevista exclusiva con The War Zone.
“Este es un momento histórico”, afirmó Budanov. La operación fue ejecutada por el Grupo 13 del GUR, utilizando drones de superficie Magura-7 —una evolución del ya conocido MAGURA V5— especialmente modificados para portar y disparar misiles aire-aire guiados por infrarrojos.
De acuerdo con el relato del jefe de inteligencia, el primer Su-30 fue derribado en el mar Negro, cerca del puerto de Novorossiysk, mientras cumplía tareas de intercepción contra estos drones, que han sido empleados por Ucrania para hostigar tanto a buques de la Flota del mar Negro como a infraestructuras militares costeras. El piloto y copiloto de esa aeronave fueron rescatados por un buque civil.
El segundo caza fue alcanzado mientras operaba sobre la península de Crimea. Según la información preliminar, ambos tripulantes murieron y los restos de la aeronave fueron destruidos en el impacto. Este segundo derribo eleva aún más el impacto táctico y simbólico del evento: por primera vez, dos aviones de combate son neutralizados por drones navales armados con misiles tradicionalmente empleados por aeronaves de combate occidentales.
La jefe de Estado ucraniano validó y celebró públicamente el resultado de la operación. “Brillante fue el derribo del avión militar ruso desde nuestro dron naval. Prueba de las capacidades ucranianas”, afirmó el presidente Volodímir Zelenski en su alocución nocturna del 3 de mayo. Zelenski también hizo referencia a otros ataques ucranianos exitosos en territorio ocupado de Crimea, parte de un patrón creciente de presión multidominio por parte de Kyiv.
Uno de los aspectos más sorprendentes de esta operación es la integración del AIM-9 Sidewinder, un misil aire-aire de origen estadounidense, en una plataforma marítima no tripulada. El propio Budanov explicó que Ucrania ha experimentado con diferentes tipos de misiles en sus Magura-7, pero que los mejores resultados se han obtenido con los Sidewinder. El AIM-9 es un misil de corto alcance con guía infrarroja pasiva, ampliamente utilizado por la OTAN desde hace décadas. Adaptarlo a un dron de superficie plantea enormes desafíos técnicos: estabilización del misil al momento del lanzamiento, alimentación de energía, y activación del buscador en condiciones marítimas variables.
Esta no es la primera vez que Ucrania asegura haber derribado una aeronave rusa utilizando misiles lanzados desde drones navales. En diciembre de 2024, el GUR informó que un helicóptero Mi-8 “Hip” fue destruido sobre el mar Negro mediante un misil R-73 disparado desde una embarcación no tripulada.
El video del ataque, que muestra el impacto directo del misil contra la aeronave, evidencia que esta capacidad no surgió de forma improvisada, sino como resultado de una progresiva integración de la capacidad superficie-aire en plataformas de superficie autónomas. El caso del Mi-8 funcionó como un precedente técnico y operacional directo del derribo de los Su-30.
Las mas recientes imágenes difundidas por el Ministerio de Defensa ucraniano muestran claramente el lanzamiento exitoso de uno de estos misiles desde una unidad no tripulada, y la posterior destrucción del blanco aéreo. El video publicado sería el del derribo del primer caza ruso Su-30.
El hecho de que Ucrania haya logrado integrar con éxito un misil aire-aire en una plataforma naval no tripulada, y emplearlo eficazmente para derribar objetivos en vuelo, no solo constituye un hito táctico, sino que expande los límites del combate híbrido y asimétrico. Esta capacidad demuestra que es posible realizar interdicción aérea desde el mar con drones relativamente simples y de bajo costo, operando sin intervención humana directa, en entornos donde el dominio aéreo es disputado o incluso negado. La combinación de letalidad y autonomía en este tipo de plataformas anticipa un nuevo paradigma en las operaciones multidominio.
A medida que el conflicto se prolonga, Ucrania continúa adaptándose con una notable agilidad tecnológica, maximizando el uso creativo de recursos limitados para desafiar la supremacía convencional rusa. El derribo de dos Su-30 por medios navales no tripulados no es solo un éxito operativo: es una señal clara del porvenir del combate moderno. En ese futuro, el despliegue distribuido de sistemas autónomos, en cantidades significativas, incrementará drásticamente la complejidad y peligrosidad del campo de batalla, afectando por igual a potencias militares tradicionales y a actores emergentes.
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