Estados Unidos lanza investigación de seguridad nacional sobre importaciones aeronáuticas
El Departamento de Comercio de Estados Unidos comunicó este viernes la apertura de una investigación sobre seguridad nacional centrada en la importación de aeronaves comerciales, motores a reacción y sus componentes. La pesquisa, iniciada el pasado 1 de mayo pero no revelada públicamente hasta la fecha, podría sentar las bases para la imposición de aranceles aún mayores a estos productos provenientes del extranjero.
Actualmente, la mayoría de las aeronaves y componentes importados enfrentan aranceles del 10%. No obstante, un acuerdo de principio alcanzado el jueves con el Reino Unido permitirá la entrada libre de aranceles a Estados Unidos para los motores fabricados por la británica Rolls-Royce, según declaraciones del Secretario de Comercio, Howard Lutnick.
El Departamento de Comercio busca ahora comentarios públicos, con un plazo de tres semanas, sobre "el impacto de los subsidios de gobiernos extranjeros y las prácticas comerciales predatorias en la competitividad de la industria de aeronaves comerciales y motores a reacción". Esta medida surge en un contexto donde aerolíneas y fabricantes ejercen presión sobre la administración estadounidense para restaurar el régimen libre de aranceles contemplado en el Acuerdo sobre Aeronaves Civiles de 1979, bajo el cual el sector estadounidense gozaba de un superávit comercial anual de 75.000 millones de dólares.
La industria aeroespacial argumenta que su situación difiere de otros sectores, destacando exportaciones anuales que superan los 135.000 millones de dólares y el hecho de que la mayor parte de su base de manufactura y empleados se encuentran en territorio estadounidense. Larry Culp, Director Ejecutivo de GE Aerospace, mencionó en abril una reunión reciente con el expresidente Donald Trump, donde explicó cómo el estatus de exención arancelaria, vigente por décadas, ayudó a la industria a generar la balanza comercial más alta de cualquier sector.
La imposición de aranceles genera preocupación entre las aerolíneas. Ejecutivos del sector plantearon la posibilidad de devolver aeronaves arrendadas y diferir entregas de nuevos aviones. Delta Air Lines expresó su renuencia a pagar aranceles sobre las entregas de aeronaves, indicando que los gravámenes afectarían sus cálculos financieros.
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Incluso las aeronaves ensambladas en Estados Unidos no son inmunes a estos costes, ya que los fabricantes deben abonar tasas por las partes importadas. Boeing actualmente paga un arancel del 10% sobre suministros provenientes de Italia y Japón. Scott Kirby, Director Ejecutivo de United Airlines, señaló el mes pasado que Airbus afronta aranceles sobre los aviones que construye en su planta de Alabama.
Esta investigación añade un nuevo capítulo a las tensiones comerciales en el sector aeronáutico global, donde las discusiones sobre subsidios y competencia leal son recurrentes. El resultado de esta pesquisa y las posibles medidas arancelarias subsecuentes serán observadas de cerca por la industria a nivel mundial.
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