El Congreso de EE.UU. interviene para salvar al Boeing E-7 Wedgetail de la cancelación
El Comité de Servicios Armados de la Cámara de Representantes busca revertir la decisión del Pentágono de cancelar la compra de aviones E-7 Wedgetail para la USAF.
El Congreso de los Estados Unidos dio un paso firme para contrarrestar la decisión del Pentágono de cancelar la adquisición de la plataforma de alerta temprana y control E-7 Wedgetail. El Comité de Servicios Armados de la Cámara de Representantes incluyó una partida de 600 millones de dólares en su borrador de la Ley de Autorización de Defensa Nacional (NDAA) para el año fiscal 2026, con el objetivo de asegurar la "continuación del prototipado rápido" de la aeronave para la Fuerza Aérea de EE.UU. (USAF).
Esta acción legislativa desafía directamente el plan del Departamento de Defensa, que busca abandonar el programa E-7 para, en su lugar, adquirir unidades adicionales del E-2D Hawkeye de la Marina y acelerar la transición hacia una futura constelación de satélites de vigilancia. La USAF seleccionó el E-7 en 2022 como el sucesor de una parte de su envejecida y problemática flota de E-3 Sentry AWACS.
De acuerdo con lo reportado por The War Zone, la justificación del Pentágono para la cancelación se centra en los retrasos y el aumento de costos que el programa experimenta. Durante una audiencia en el Senado en junio, el Secretario de Defensa, Pete Hegseth, describió al E-7 como un programa que llegaba "tarde, más caro y ‘bañado en oro’". En otra intervención, Hegseth también mencionó que la plataforma "no es sobrevivible en el campo de batalla moderno", argumentando una transición hacia sistemas espaciales y la modernización de plataformas existentes.
Preguntas Frecuentes
¿Qué es el E-7 Wedgetail? Es un avión de Alerta Temprana y Control (AEW&C) basado en el Boeing 737, equipado con un avanzado radar de barrido electrónico.
¿Por qué la USAF quiere reemplazar al E-3 Sentry? La flota de E-3, en servicio desde los años 70, sufre de obsolescencia, altos costos y baja disponibilidad.
¿Cuál es la alternativa del Pentágono? Comprar más E-2D Hawkeye de la Marina y desarrollar una red de satélites para la misma misión.
¿Qué acción tomó el Congreso? Un comité de la Cámara de Representantes propuso $600 millones para evitar que el programa se cancele y continuar su desarrollo.
La propuesta del Pentágono de utilizar el E-2D Hawkeye, una aeronave diseñada para operaciones en portaaviones, como solución provisional para una unidad conjunta, genera dudas en el ámbito de la defensa. Si bien el Hawkeye es una plataforma avanzada, sus características de alcance y autonomía difieren de las requeridas para las misiones globales que actualmente desempeñan los aviones AWACS de la USAF.
La preocupación por el vacío de capacidades es palpable en el Capitolio. La senadora por Alaska, Lisa Murkowski, expresó su inquietud durante una audiencia, señalando que la flota de E-3 al norte "apenas está operativa" y que la USAF se encuentra "rengueando" mientras espera una solución. La senadora advirtió que no se puede "usar más cinta adhesiva para mantener las cosas unidas" hasta que el sistema basado en el espacio esté listo, lo cual no se espera antes de principios de la década de 2030.
El respaldo al E-7 no solo proviene de legisladores. En una carta abierta enviada al Congreso, 19 generales retirados de la USAF, entre ellos seis ex Jefes de Estado Mayor, expresaron su "alarma" ante la posible cancelación del Wedgetail. La adopción de esta aeronave por parte de aliados clave como Australia, Corea del Sur, Turquía, el Reino Unido y la propia OTAN, refuerza los argumentos sobre la validez y capacidad de la plataforma.
El debate sobre el E-7 es parte de una negociación presupuestaria más amplia. El borrador de la NDAA también frena el retiro de los aviones de ataque A-10 Warthog y expresa preocupación por los plazos de entrega de los nuevos cazas F-15EX Eagle II.
El futuro del E-7 para la USAF pende de un hilo. La propuesta del Comité de Servicios Armados es solo el primer paso de un largo proceso legislativo. El borrador debe ser debatido, enmendado y finalmente conciliado con la versión del Senado antes de llegar al escritorio del presidente. No obstante, la medida deja claro que una parte del Congreso no está dispuesta a aceptar la cancelación del programa sin dar batalla.
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