Ejercicio conjunto China-Egipto marca hito militar en África
El ejercicio “Águilas de la Civilización 2025” mostró la capacidad de proyección de Pekín en Medio Oriente y África.
La Fuerza Aérea del Ejército Popular de Liberación (PLAAF) y la Fuerza Aérea Egipcia concluyeron el 4 de mayo el ejercicio conjunto “Águilas de la Civilización 2025”, desarrollado durante 18 días. Se trató del primer entrenamiento combinado de este tipo entre ambos países y marcó la primera vez que China desplegó un destacamento aéreo completo y organizado a África para realizar maniobras en conjunto.
Según fuentes oficiales chinas, la participación de la PLAAF incluyó cazas J-10C/S, aviones de alerta temprana KJ-500, aeronaves de reabastecimiento YY-20A y al menos cinco transportes estratégicos Xian Y-20 Kunpeng, que cruzaron cerca de 6.000 km para llegar a Egipto. Para la Fuerza Aérea China, el ejercicio permitió poner a prueba su capacidad de proyección de fuerza a larga distancia, despliegue rápido y operaciones de combate en sistemas integrados fuera del área del Indo-Pacífico.
Entre las actividades realizadas destacaron misiones de combate aire-aire, supresión de defensas aéreas enemigas (SEAD) y vuelos a baja cota sobre las Pirámides de Giza, en una clara señal de visibilidad política y estratégica. El KJ-500, por su parte, participó por primera vez en un ejercicio internacional, lo que refuerza el interés de Pekín en exponer y validar sus sistemas de mando y control en escenarios operativos lejanos.

Egipto, por su parte, aportó su característica flota mixta de cazas que incluye F-16 estadounidenses, Dassault Rafale franceses y MiG-29M/M2 rusos, en línea con su política de diversificación de proveedores. El objetivo declarado de estos “juegos de guerra” fue fomentar la interoperabilidad y el intercambio de conocimientos tácticos en un contexto realista.
Un ejercicio con implicancias geoestratégicas
El ejercicio se desarrolló en un contexto geopolítico particularmente delicado para Egipto. Tradicionalmente considerado un aliado estratégico de Estados Unidos y receptor de ayuda militar desde los Acuerdos de Camp David, El Cairo enfrenta una relación cada vez más tensionada con Washington, en parte por el apoyo irrestricto estadounidense a Israel en la guerra de Gaza, y por la forma en que Tel Aviv ha manejado el conflicto en la frontera con Rafah. A esto se suma el repliegue gradual de EE. UU. de varias regiones, incluido Medio Oriente, mientras concentra crecientemente sus recursos militares y diplomáticos en el Indo-Pacífico para contener a China. En ese escenario, la profundización del vínculo con Pekín ofrece a Egipto una vía para diversificar sus alianzas estratégicas, ganar autonomía y mantener su relevancia como actor regional clave. La Iniciativa de la Franja y la Ruta, en la que el Canal de Suez figura como un nodo logístico crítico, refuerza además el interés de China en cimentar su presencia militar en el país.
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Para China, la operación representa un paso significativo en su expansión militar global, ampliando su presencia más allá del Indo-Pacífico y ganando experiencia en entornos desérticos, áridos y cercanos a corredores marítimos críticos como el Mar Rojo y el Mediterráneo. Egipto, por su parte, se convierte en una valiosa vitrina regional para la tecnología militar china, tanto en África como en el Medio Oriente. Más allá de las implicancias operativas, este tipo de ejercicios sientan las bases para relaciones de largo plazo que suelen consolidarse mediante acuerdos de venta de armamento, con impactos duraderos en la arquitectura geopolítica regional.
El cierre de “Águilas de la Civilización 2025” deja una señal clara: China busca posicionarse como un actor militar influyente en regiones tradicionalmente dominadas por potencias occidentales y Rusia, mientras Egipto busca aumentar su autonomía estratégica a través de una diplomacia militar diversificada.
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