El 27 de febrero, Viva Air modificó abruptamente sus operaciones tanto en Medellín como en Bogotá, cancelando vuelos internacionales a Argentina, Perú y Brasil y algunas de sus conexiones domésticas a Barranquilla, Bogotá, Cartagena y Cali, en lo que puede interpretarse como una etapa temprana de un cierre total de operaciones.
Además de los vuelos cancelados, la página web de la compañía no permite comprar billetes. De acuerdo con medios colombianos, la decisión del cierre es inminente si no hay una definición de última hora de Aerocivil sobre el pedido de integración con Avianca.
Aunque las cancelaciones pueden estar relacionadas con los aviones que la compañía se vio obligada a devolver a los lessors, si la decisión es reducir las operaciones de Medellín y Bogotá, la consecuencia inevitable será una ruptura significativa en la cuota de mercado de Viva, lo que hará todavía más precaria su situación financiera.
De acuerdo con fuentes cercanas a la compañía, los servicios de asistencia a la operación en Argentina recibieron comunicaciones de no presentarse a sus puestos el 28 de febrero.
Con una participación de mercado del 21 por ciento, siete millones de pasajeros domésticos transportados en 2022 y más de 750.000 internacionales, el cese de operaciones de Viva -teórico a esta hora de la noche, pero cada vez más factible- repercutirá en toda la industria de la aviación comercial colombiana.
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