Tu-141 Strizh, el arma improvisada con la que Ucrania ataca las bases de bombarderos rusos

El Tu-141 Strizh es originalmente un dron soviético diseñado para el reconocimiento de largo alcance, pero Ucrania los modificó para convertirlos en misiles de gran radio de acción, con el que poder atacar las bases de los bombarderos estratégicos rusas, a varios cientos de kilómetros por detrás de la línea del frente.

Como es sabido, en esta fase del conflicto, que se convirtió en una guerra de desgaste, las fuerzas del Kremlin están lanzando ataques masivos de misiles de crucero contra la infraestructura crítica de Ucrania. En particular, sus objetivos se centran en las instalaciones eléctricas. Y son los bombarderos estratégicos rusos, que operan principalmente desde la base aérea de Engels, los encargados de llevar a cabo la mayor parte de estos ataques.

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Tu-95 Kh-101 misiles missiles
Tu-95 Bear armado con misiles de crucero de largo alcance Kh-101, como los usados para atacar objetivos bien defendidos en Ucrania.

Hasta ahora, EE.UU. y sus aliados de la OTAN vienen haciendo caso omiso a los pedidos del presidente Zelenskyy de que les otorguen los medios necesarios para atacar la retaguardia profunda de las fuerzas rusas (como los misiles ATACMS, que pueden ser disparados por los lanzacohetes HIMARS), para no antagonizar en exceso a Moscú y dejar una puerta abierta a una futura negociación de un alto al fuego. Pero eso no quita que los ucranianos no usen su inventiva para conseguirlo de todos modos.

“Nada se pierde, todo se transforma”

Kiev necesita alguna forma de disminuir la afectividad de los ataques de misiles de crucero rusos. Por un lado, se pidió a occidente la transferencia de medios de defensa aérea modernos, y eso, con el tiempo, se fue consiguiendo. Desde Alemania llegaron los sistemas Gepard e IRIS-T SLM/SLS y desde EE.UU. los NASAMS. Y recientemente, Washington anunció el envío de una batería de misiles Patriot.

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Pero por otro lado, la mejor estrategia sigue siendo la de anular al sistema de lanzamiento de los misiles, en este caso, los grandes bombarderos rusos. Y como la necesidad es la madre de la invención, el personal militar ucraniano echó mano a los medios disponibles para atacar a los bombarderos en sus bases, cuando son vulnerables.

Es ahora cuando entra en escena el Tu-141 Strizh, una aeronave teledirigida, diseñada en la antigua URSS, para misiones de reconocimiento táctico/estratégico en su frente occidental.

Tu-141 Strizh
Aunque en Rusia ya forman parte de las piezas de museo de la era soviética, en Ucrania los Tu-141 Strizh encontraron una utilidad, como armas de largo alcance.

El Tu-141 tiene una longitud de 14,33 metros, 2,88 m. de envergadura y una altura de 2,44 m. Diseñado para realizar misiones de reconocimiento sobre las zonas controladas por la OTAN, puede alcanzar velocidades transónicas de hasta 1100 kilómetros por hora, y cuenta con una autonomía de hasta 1.000 kms, pudiendo alcanzar los 6.000 metros de altitud máxima. En su versión original, el Tu-141 podría equiparse con una amplia variedad de cargas útiles, como cámaras fotográficas o infrarrojas, e incluso radares.

Estas características hicieron que el  Strizh  (“Rápido” en ruso), se convirtiera en una plataforma apta para su transformación en un misil de largo alcance. Desgraciadamente no hay información verificable que enumere las modificaciones realizadas en el otrora dron de reconocimiento, pero es evidente que se lo equipó con mejoras en su sistema de navegación (tal vez con equipos GPS occidentales) y con una cabeza de guerra explosiva.

Resultados operativos del “nuevo” Tu-141

Tu-141 Strizh Ucrania/Ukraine
Uno de los Tu-141 Strizh ucranianos, antes de su modificación.

Al principio, el nuevo sistema de armas improvisado no mostró efectividad. A partir de marzo de este año, surgieron reportes de que uno de esos artefactos cayó en suelo ucraniano y de que otro, tras volar sobre Rumanía y Hungría, terminó impactando en frente de un campus estudiantil en Zagreb, la capital de Croacia.

Pero tras varios ajustes y una necesaria curva de aprendizaje, los Tu-141 modificados lograron sus primeros resultados significativos, cuando el 5 de diciembre consiguieron atacar la base aérea rusa de Engels, ubicada a 600 kms de la frontera de Ucrania; y la base aérea de Dyagilevo (región de Ryazan), ubicada a 240 km de Moscú y a 500 km de la frontera con Ucrania.

Vea también: Ucrania se las ingenia para atacar en lo profundo del territorio ruso

El Ministerio de Defensa ruso rápidamente reconoció el ataque, y si bien afirmó que los drones habían sido derribados por sus defensas aéreas, también reportó daños menores en algunos de sus bombarderos y el fallecimiento de tres militares, por efecto de los restos del dron suicida.

Y en la madrugada del 26 de diciembre (1:35 AM, hora local), se produjo un nuevo ataque con un Tu-141 Strizh ucraniano sobre la base de Engels, donde los grandes bombarderos Tupolev se preparaban para lanzar un otro ataque de misiles crucero.

Engels

Nuevamente, las fuentes oficiales rusas aseguraron que el ataque del dron fue frustrado a tiempo:

“El 26 de diciembre, alrededor de la 1:35 hora de Moscú, un vehículo aéreo no tripulado ucraniano fue derribado a baja altura mientras se acercaba al aeródromo militar de Engels en la región de Saratov. Como resultado de la caída de los restos del dron, tres militares rusos del personal técnico que se encontraban en el aeródromo resultaron heridos de muerte”, dijo el portavoz del Ministerio de Defensa de Rusia.

Pero fuentes pro ucranianas afirman lo contrario, y sostienen que existe la posibilidad de que uno de los bombarderos estratégicos Tupolev fuera alcanzado.

Cosechando beneficios

Es claro que Kiev no va a poder sostener esta campaña de ataques de largo alcance por mucho tiempo, ya que no debe contar con muchos más drones Tu-141 para modificar. Sin embargo, el efecto propagandístico y psicológico de golpear la retaguardia rusa en un punto neurálgico como Engels, no puede ser despreciado. Y como los bombarderos estratégicos Tu-95 y Tu-160 son bienes preciados y escasos para Rusia, destruir o dañar gravemente aunque sea un par de ellos, representaría una pérdida irrecuperable en el corto y mediano plazo para la capacidad de disuasión de Moscú.

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