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[Reporte de Vuelo] Recorriendo la Rusia Asiática – Parte I: de Kyzyl a Irkutsk en un SSJ100 de IrAero

Lunes 02/08/2021, 5 de la mañana.

Amanece, como siempre, con el canto de las gallinas.

Llevo ya seis días en la casa de la familia K, que han sido hermosos. Hemos descansado, recorrido, festejado mi cumpleaños. Pero la rutina, en el campo, siempre es la misma. Amanece con el canto de las gallinas.

Luego, el Sr. K, recogerá huevos, los freirá, y me los pondrá en un plato. Siempre son seis. En esta parte del mundo no existe el colesterol.

Comemos huevos fritos, pan integral, quesos y salchichón. Acompañados por infinito té negro con mucha miel.

Esta parte del mundo se llama la República de Tuvá, ubicada al sur de Siberia, en Rusia.

 

Uno de los mayores atractivos del lugar es ser el centro geográfico de Asia.

La ciudad de Kyzyl es pequeña y no es particularmente interesante.

Tampoco muy exitosa en lo económico.

“Gloria a los trabajadores” decía el cartel…

Sin embargo, con conocimiento local, y con auto, es posible conocer lugares muy interesantes, como ciertas grutas budistas (en este complejo llamado Аржаан Кундустуг (léase, si se puede, Arzhaan Kundustúg).

En el mismo lugar, hay una vía de tren que simboliza la construcción del tren hacia Abakán (o al resto de la red rusa) pero solo fue eso, una vía de menos de 10 metros. El resto nunca se hizo. Era demasiado difícil, caro e innecesario.

Los tuvanos, pues, se conforman con una ruta (la R257) muy bien mantenida que recorre toda su provincia y los lleva, al sur, a Mongolia y al norte a los estados de Krasnoyarsk y Khakassia.

Tuva es también una zona de muchas montañas, no demasiado altas, que se pueden subir casi sin esfuerzo.

La vista desde estas colinas es hermosa:

Tras el desayuno, generoso como siempre, me despido de la familia K, y antes de salir de la casa hay un ritual ruso que consiste en sentarse un par de minutos y pensar en el viaje que vamos a hacer. En silencio. La idea es que la casa tiene un espíritu que de cierta forma se encariña con nosotros, y al irnos la casa sospecha eso y se enoja y hará travesuras. En cambio, si nos sentamos un rato, la casa sabe que, si bien nos iremos, pronto volveremos. Y la casa se comporta de manera adecuada..

No encontré jurisprudencia de qué pasa si “la casa hace travesuras”, pero pese a todo, me senté a esperar que pasen esos minutos.

Una frase típica de los rusos es Мы успеем que quiere decir: llegaremos.

Su hijo me lleva al aeropuerto. Me subo por última vez al Suzuki con el que, solo dos semanas atrás, condujimos 5000km, desde Moscú hasta aquí, recorriendo un poco más de la mitad de Rusia, lo que será motivo de otro relato.

Al aeropuerto “internacional” de Kyzyl (KYZ/UNKY) llegamos en solo 15 minutos. Son las 6:30.

El check in acaba de comenzar, pero, como suele pasar, todo toma tiempo, ya que ni los pasajeros ni los empleados tienen como costumbre viajar ni apurarse en nada.

Las tarjetas de embarque son, habitualmente, emitidas por el operador del aeropuerto.

El vuelo que voy a tomar es el de IrAero, vuelo 477, que cubre la ruta Moscú DME – Kyzyl – Irkutsk – Moscú DME. Es por eso que en este vuelo algunas personas están en tránsito (en la ruta DME-IKT), y otras viajan de Kyzyl a Moscú, y yo soy de los pocos que solo viajan en el tramo KYZ-IKT.

Con el paso de los años, he logrado simplificar cada más mi equipaje, hasta haberlo reducido a una mochila de solo 5 kg, donde la ropa solo pesa 2kg y lo demás son cables, electrónica y recuerdos. Es importante lavar todas las cosas cada 5 días. Porque no da para más.

 

Sin problemas, paso el control de seguridad (único) y veo tantas caras que me suenan familiares (pues aquí la gente tiene rastros asiáticos) y escucho, tal vez por última vez, el idioma tuvano, un idioma túrquico similar al sonido del viento.

En esta región, la gente habla muy suave. Nadie grita. Y el ruso que se habla, tiene un fuerte acento. Pero hablan todos tan suave que es difícil entenderlo.

El vuelo de Kyzyl a Irkutsk toma 90 minutos. Mi avión, un Sukhoi Superjet, matriculado RA-89034, ha llegado hace un momento de Moscú. Los pasajeros en tránsito han bajado y han salido, en malón, a fumar. En esta zona de Rusia, todos, incluso los niños, fuman.

Embarcamos caminando por la plataforma, como en los viejos tiempos. El avión tiene unos 60 asientos ocupados, poco más de la mitad. Este avión tiene configuración AB-DEF, y el 17B (mi compañero) está vacío.

Despegamos por la pista 23, y rápidamente llegamos a los 9000 metros que es la altura sugerida para este viaje. Durante el vuelo, trabajo un rato, observo las montañas, y leo la literatura ofrecida.

Más tarde, nos ofrecen bebidas frías. Nada más. El catering en Rusia es realmente pobre, salvo que se viaje en Aeroflot o S7 que son un poco más generosos.

Imagino que estaremos sobrevolando el lago Baikal, el más grande del mundo, pero no lo sé porque solo se ven nubes. Así que, en nada, aterrizamos en el aeropuerto de Irkutsk. Es una tormenta muy fuerte y de hecho, hasta el último momento, no se veía nada, ni pista, ni gente, ni nada. Al bajar, nos amontonamos todos en un ómnibus y vamos a la terminal, bastante alejada de la plataforma comercial.

He estado en Irkutsk en 2018 con otro forista de AeropuertosArg, y el tiempo fue igual de malo, aunque también se le sumaba nieve en esa oportunidad. En este viaje, solo hay lluvia. Y es normal, pues estamos en verano.

El aeropuerto de Irkutsk es uno de los candidatos a ser reemplazados a corto plazo, pues es muy ineficiente, muy pequeño y muy céntrico. Este aeropuerto fue construido en 1924 durante el gobierno de V.I. Lenin, y hay algunas cosas que quedan de ese entonces.

Cuenta con dos terminales, la doméstica fue construida en los 90s., y la internacional (de los 70s).

No conozco la terminal internacional, pero la nacional es muy pequeña, solo tiene 4 puertas de embarque (ninguna con manga) y una cinta para recoger equipaje. Y por ahí pasan 2,5 millones de pasajeros al año (info 2019) de los cuales 1,7 son nacionales.

La única pista, 12/30, tiene 3565m de largo, y está a más de 2km de la terminal. Despegar por la pista 30 (habitual) implica varios minutos en colectivo hasta la plataforma y otros varios de carreteo con el avión.

Del aeropuerto al hotel hay solo 100 metros. A propósito lo reservé en ese lugar. Claro que 100 metros con esa tormenta no fueron fáciles. Irkutsk tiene una hora más que Kyzyl y 5 más que Moscú. (Buenos Aires +11). Llegué al hotel a las 10:45, y no hubo problema en entrar a la habitación a esa hora.

Este año decidí prescindir de zapatillas y usé solo mis sandalias crocs, tal vez un poco infantiles, tal vez un poco incómodas, pero como sabía que íbamos a nadar (tal como lo hice dos días antes en el río Yenisei, en Tuvá), fueron la mejor opción.

Fueron ideales para el agua acumulada entre el aeropuerto y el hotel.

El plan era trabajar toda la mañana, a las 3 ir a almorzar y a las 5 hacer una excursión caminando que tenía contratada. Pero la guía llamó para avisar que no era conveniente con la tormenta hacerla. Quedamos en que veríamos como iba la tormenta a eso de las 4:30 pero no hubo caso, lo cancelamos y dejamos para otra vez.

A eso de las 13 fui al centro, a comer algo y a hacer un trámite bancario. Fue un infierno ir al centro y otro infierno volver, por la cantidad de lluvia, por que no tenía paraguas ni campera, y porque estaba harto de estar mojado.

Me quedé en el hotel, un poco trabajando, otro poco “youtubeando”, hasta las 20 que fui a buscar donde cenar. Hubo que caminar más de un kilómetro, volver totalmente empapado, para comer un sandwich malo, mucho más caro que en Moscú, y al aire libre (es decir, bajo un toldo bajo la lluvia, ya que, por el COVID, no está permitido comer dentro del bar. Los odié mucho.

Volví al hotel enojado. Con ganas de volver a Moscú. Si no fuera porque ya compré un pasaje, bastante caro, me hubiera vuelto a Moscú decía…

Y en este viaje, todo fue así. Sin planificar demasiado. Comprando no más de 3 días antes, viendo más que nada aviones extraños, muchas escalas, y que no sean demasiado caros.

Finalmente, lo único que ví de Irkutsk fue mi hotel.

A las 22 estaba durmiendo, pues, unos pocos minutos más tarde, comenzaría la segunda parte de esta aventura.

Resumen del vuelo n°1

  • Lunes 02/08/2021
  • Vuelo IO477 KYZ-IKT  (UNKY 23 -> UIII 30) = 372nm o 683km
  • Sukhoi Superjet RA-89034 (fabricado 06/2014). Asiento 17A. LF60%
  • SDT 0745-1015, RDT 0745-1013 (FT 1h28min).
  • Precio = 5165 rub (70U$S)

Nota: este reporte está dedicado a Ivanaer89, de Los Foros de AeropuertosArg, quien me bancó cuando lo llamé, inundado en Irkutsk, harto del viaje y me dio fuerzas para seguir viajando. Gracias querido amigo.


Seguinos en Telegram para recibir al instante la notificación de las otras seis partes que componen la espectacular serie desarrollada por Eielef para Aviacionline recorriendo Siberia. 


 

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4 COMENTARIOS

  1. Que hermoso avión. Volé de Moscu a Tallin. Comodo, silencioso. Una hermosura. Donde puedo seguir el viaje que hiciste? Me trae recuerdos de parte del Transiberiano que hice hace unos años.

    • Muchas gracias por su comentario, Santiago.
      Se irá subiendo por fascículos en los próximos días. Puede usar la opción de suscribirse para recibir información en su mail o su telegram o esas cosas modernas. Efectivamente, no es raro volar hoy un Sukhoi en Rusia, y Aeroflot les da muy buen uso en las rutas al Báltico.
      La etapa del viaje terrestre (Moscú – Kyzyl) no fue escrita aún, pero sí están ya escritas otras 6 partes.
      Saludos, Eielef

  2. Dear Alfredo, cono antes te lo indiqué, sos un poeta/escritor. Maraviĺoso recorrido, ĺleno de aventuras que solo un guía como vos puede realizarlo y expresarlo. Evidentemente la Pandemia sigue su MARCHA sin reauello!!, haciendo muy dificil el moverse.
    Un gran abrazo
    Cris y Carlos

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